Felicidad
Todos hablan de ella. Todos la están buscando, la quieren encontrar. Pero... ¿qué es realmente la felicidad? Definirla puede ser tan difícil como tratar de entender el amor o poner en palabras la esperanza. Definitivamente la felicidad es un sentimiento, por eso puede llegar a ser tan abstracta. Los sentimientos vienen desde lo más profundo de un ser, son momentos que se viven, se sienten. Intentar definirlos con palabras es totalmente contradictorio, pues para hacer esto, se tienen que racionalizar.
Desde hace muchos años, el hombre ha creado conceptos para tratar de explicar este tan hermoso sentimiento. Hemos buscado fórmulas o caminos para intentar alcanzarlo. Pero en algún punto del camino, hemos también perdido un poco el rumbo. Nos dimos cuenta de que estamos atrapados en una realidad física, material. La dimensión en la que vivimos requiere de acción e interacción con objetos, espacios y otros seres. Por eso el ser humano desarrolló sistemas de supervivencia y modificó su entorno para adaptarlo a sus necesidades.
Esto es totalmente válido y comprensible, es supervivencia pura. Sin embargo, con el paso de los años, el dinero y los bienes materiales se fueron convirtiendo en un objetivo primordial. La supervivencia pasó a segundo plano y el lujo comenzó a tomar su lugar. Eso significa que el hombre tiene que sacrificar su tiempo e intercambiar su vida para esclavizarse al trabajo y a un sistema en el cuál la vida pierde todo el sentido.
Dejamos a un lado la familia, la convivencia, la sencillez, todas esas pequeñas cosas que tienen el poder de dibujar una sonrisa en el rostro de cualquiera. Los medios se encargaron de comercializar la felicidad, convirtiéndola en un supuesto bien. Nos han vendido la idea de que ser feliz es una meta al final del camino, algo que puedes llegar a tener si trabajas lo suficiente como para poder comprarlo. Esto significaría que sólo algunos cuantos pueden alcanzarla.
Es similar a lo que pasó con el amor, que ahora se ha vuelto toda una telenovela en la cuál hay celos, obligaciones, drama y posesión. Se ha perdido la sencillez y la pureza de todos estos sentimientos y nos hemos convencido de que no tenemos lo suficiente como para encontrarlos.
Yo estoy convencida de que todo esto es una gran mentira, un espectáculo muy bien diseñado para inflar los bolsillos de algunos cuantos a costa de la miseria de todos los demás. Si partimos de la idea de que todos somos iguales, venimos a este mundo y lo dejaremos de la misma manera, significa que todos tenemos el derecho y la habilidad de encontrar las mismas cosas.
En primer lugar, considero que la felicidad no es algo que se alcanza, sino algo que se vive. Es un estado que cualquiera puede sentir, si realmente lo desea. Claro que muchas veces las circunstancias juegan un papel importante en nuestra vida: nuestra salud, nuestro entorno, la situación en la que nos encontramos. Sin embargo, tenemos algo muy valioso y único en cada uno de nosotros que nos permite elegir a pesar de cualquier cosa y eso es la libertad.
Aunque nuestras manos estén atadas y nuestros ojos tapados, dentro de nosotros existe un mundo en el que podemos pensar y sentir, tenemos la libertad de elegir lo que pensamos y lo que sentimos.
La felicidad para mí, es una elección. He visto gente que parecería que lo tiene todo. El dinero les sobra, gozan de una excelente salud, tienen belleza, familia, un éxito aparente y, sin embargo, deciden enfocarse en lo único que ellos creen que les falta. No logran sentir esa felicidad, ese sentimiento de gratitud con la vida por todas las bendiciones que les ha brindado. Por otro lado, hay personas que tienen muchos problemas económicos, problemas de salud, o tal vez su familia ya no esté con ellos, y a pesar de todo esto, tienen una luz en sus ojos que brilla más fuerte que ninguna. Eligen enfocarse en el momento presente y ser felices con lo que son y lo que tienen ahora.
No necesitas nada para ser feliz, más que querer serlo. Darte cuenta de que estás vivo, en este único y fugaz momento. Puedes respirar y ser consciente ello, puedes sentir y darte cuenta de que lo haces, puedes pensar y racionalizar lo que piensas. Creo que esto debería ser suficiente. Nuestro paso por el mundo es tan infinitamente corto, que en un abrir y cerrar de ojos, ya no estaremos más aquí. Absolutamente nada dura para siempre, con cada segundo que pasa todo va cambiando. Por eso es tan absurdo que intentemos basar nuestra felicidad en lo que es externo. Eso significa que en cualquier momento, va a desaparecer. No tenemos ningún control sobre ello.
Claro que hay muchas bondades de la vida que nos pueden causar placer, dicha y sentimientos de amor. Un hermoso atardecer, el arrullo de las olas del océano, un hermoso cielo estrellado, en fin... una lista interminable de maravillas. También las personas que nos rodean pueden llegar a tener un impacto bastante positivo en nuestra vida. Es innegable que la llegada de un bebé puede traer la más grande felicidad a su madre, así como el beso de un gran amor puede llenar de dicha a un hombre enamorado. Las relaciones humanas son lo más puro y carnal que podemos llegar a experimentar, y no podemos negar la felicidad que nos pueden hacer sentir. Así como cada ser es único, lo que sentimos al interactuar con cada uno, incluso con los animales, también lo es.
La película de Into de Wild, termina con una frase que me hizo reflexionar mucho sobre este tema de la felicidad y las relaciones. Decía "happiness is only real when shared" - Christopher McCandless. La felicidad sólo es real cuando es compartida. Cuando la escuché por primera vez, me di cuenta de que el concepto que yo tenía sobre la felicidad era bastante egoísta. Sostenía que no necesitas de nada ni de nadie para ser feliz, que todo viene desde adentro y nada más. Al interiorizar un poco estas palabras, comprendí que tal vez aquello que pensaba no es del todo cierto. Tal vez yo quiero realmente ser feliz pero hay circunstancias externas, fuera de mi control, como las personas que me rodean que no me lo permiten.
Todo esto, en lugar de darme una idea más clara de lo que es la felicidad para mí, solo me hicieron cuestionarme mucho más todas estas ideas, que pensaba que tenía tan claras. Me di cuenta de que es imposible generalizar, lo que para mí puede ser verdadero, para alguien más no lo será y viceversa.
Entonces, ¿qué es la felicidad? ¿todos podemos ser felices? ¿la felicidad se vive o se alcanza? ¿necesitamos de algo o de alguien para ser felices, o es algo personal que vive dentro de cada individuo? Sinceramente, no tengo idea. Me he dado cuenta de que hay cosas en esta vida que nunca podremos explicar. Tal vez el sentido de la vida solo es darnos cuenta de todas estas maravillas y tratar de comprenderlas, sólo para darnos cuenta de que eso es imposible. ¿Por qué lo que a mi me gusta o me hace feliz a otra persona le puede parecer completamente irrelevante? Es probable tenga que ver con la experiencia de vida y el contexto tiempo - espacio en el que se desenvuelve cada persona.
Hoy por hoy, lo único que puedo afirmar es que me considero una persona feliz. Lo he elegido y también he tenido la suerte de tener una hermosa familia que me quiere y yo los amo con todo mi corazón. Tengo agua para tomar, comida que me nutre y un techo bajo el cuál puedo dormir con tranquilidad. Claro que siempre hay momentos difíciles, lágrimas y desesperanza, pero esto también es parte de la felicidad. Si todo fuera bueno, no podríamos apreciarlo. Cuando te sientes triste, puedes saberte feliz si tienes las herramientas para salir de la oscuridad.
Cada uno de nosotros vive la felicidad a su manera. Hay algunos que no se permiten sentirla y otros que en circunstancias que parecería imposible, se dejan inundar de ella e incluso la irradian hacia los demás. Es probable que nuestro entorno tenga una gran influencia, pero una parte muy importante de poder ser feliz, definitivamente viene desde adentro. Desde lo más profundo de nuestras almas, los seres humanos podemos elegir dejarnos llenar por este gozo y dicha y alcanzar la plenitud espiritual en este mundo material.
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