Practicar YOGA jubilosamente
El yoga se ha popularizado las últimas décadas principalmente por los medios de comunicación haciendo esta práctica accesible a muchas personas. Es común ver en videos y tutoriales cuerpos delgados, flexibles, fuertes y sobre todo jóvenes. En las clases resaltan la agilidad de transición entre postura y postura, y el sostenerla durante algunas respiraciones volviéndola un espectáculo bastante impresionante que de entrada asombra a las personas que recién comienzan su práctica.
A pesar que el yoga no tiene niveles y no existe la edad para comenzar, cuando llegan nuevos alumnos de 50 años y más, han comentado la dificultad que representan su edad, peso, condición física, como si sus cuerpos no fueran adecuados para la práctica de asanas. Sin embargo, la práctica de yoga se convierte en una de las mejores opciones para estas personas, no solo porque se adapta a sus necesidades, sino por todos los beneficios físicos, emocionales y espirituales que trae consigo.
La expectativa de vida ha aumentado y no solo eso, las personas al llegar a su jubilación buscan dedicarse el tiempo que en los años trabajados no tuvieron. En algunos casos, sus parejas o sus hijos ya no están con ellos quedando un espacio para el reencuentro con ellos mismos. Los tiempos han cambiado y ahora existen muchas opciones, los centros comunitarios y clubes ofrecen un sinfín de actividades, desde clases de cocina, pintura, música, pero lo que es el ejercicio se vuelve una prioridad.
Lamentablemente no todo lo que se ofrece está regulado o es funcional para las necesidades específicas de cada persona. Para muchos adultos mayores, el encontrar un ejercicio o práctica deportiva integral que no los lastime, que vaya a su ritmo o que atienda alguna condición reduce sus opciones y es aquí cuando empieza a hacerse notar el peso de los años y surge esa insatisfacción de que su cuerpo no es el mismo que cuando eran más jóvenes.
Como muchas de las disciplinas, están diseñadas para un público joven, ágil, intrépido, pero sin tomar en cuenta que las cosas no siempre van a ser así. El yoga es una de esas pocas disciplinas que ha aprendido a mantener su esencia adaptándose a las épocas y a las necesidades de cada practicante. No siempre fue así. A inicios del siglo XIX, en la India, después de años de tradición milenaria, Sri T. Krishnamacharya revolucionó la manera en la que se practicaba. Antiguamente el yoga se transmitía del maestro o gurú al alumno, pero no todos los alumnos llegaban a conocerla práctica y filosofía, ya que eran pocos los elegidos y el maestro elegía la enseñanza. Después de la colonización inglesa, Krishnamacharya observando la calistenia que practicaban los soldados ingleses, pensó en cómo se podrían fusionar la practica milenaria con algo más actual, y es así que se convirtió en el abuelo de lo que conocemos hoy en día como "Yoga".
Una de las frases más emblemáticas de este maestro era "La práctica se adapta al alumno". Siempre ha sido más sencillo tener un estándar, no por nada la revolución industrial tuvo tanto éxito, repitiendo el mismo patrón las veces que fueran necesarias. Pero los humanos, estamos hechos a medida, modelos únicos e irrepetibles, del exterior y del interior. Por mucho que exista un patrón, cada uno tiene una manera distinta de hacerlo y eso es algo maravilloso.
Krishnamacharya tuvo muchos alumnos, de los que destacan cinco, cada uno en un área diferente, ya que el yoga es una práctica integral. Dentro de lo físico, dos de sus alumnos, Pattabhi Jois y B.K.S. Iyengar crearon dos de los estilos más practicados en la actualidad: 1) Ashtanga creado por Sois es un sistema dinámico en donde los movimientos (asanas) y respiración se sincronizan. 2) Iyengar, después conocido como Yoga Restaurativo, el cual utiliza elementos o props como bloques, cinturones, sillas, etc. para hacer las asanas; no es tan fluido pero se trabaja conscientemente cada asana. La historia de estos dos alumnos y sus estilos toma la base de que la práctica se adapta al alumno; mientras que uno era ágil y fuerte, el otro tuvo que encontrar el cómo hacer las mismas cosas de otra manera porque su cuerpo era diferente.
Muchas de las disciplinas físicas son muy exigentes para ciertas partes del cuerpo, como las articulaciones. En ocasiones más que un beneficio, representan un foco de alerta para los adultos mayores ya que comienzan la práctica con mucho ánimo y al final terminan con más problemas y dolores, cuestionándose los beneficios de los que tanto escuchan. El uso de props en la práctica de asanas se ha popularizado ya que le ayudan al cuerpo a ajustarse, a mantener la postura durante más respiraciones o avanzar en la práctica de una manera no tan agresiva. Para los adultos mayores el estilo de yoga restaurativo o Iyengar les va muy bien ya que sienten la ayuda del elemento permitiéndoles hacer más de lo que esperaban generándoles confianza en ellos mismos.
Otro de los estilos muy practicados, fuera de la escuela de Krishnamancharya, es el Hatha Yoga. Este estilo es de los más antiguos y reconocidos a nivel mundial. Consiste en la unión de la postura y la respiración; no es tan fuerte y fluida como el Ashtanga, pero si requiere conciencia entre los movimientos, las inhalaciones y exhalaciones. También involucra la meditación y ejercicios de Pranayama o regulación de la energía vital. En la actualidad las mezclas entre estilos han hecho que la línea entre una y otra sea cada vez más tenue, pero todas comparten las bases y la finalidad de unión entre el cuerpo y la mente.
Una de las investigaciones más citadas es el Yoga Empowers Seniors Study (YESS), hecho por la Universidad del Sur de California en 2016. Se analizaron las demandas físicas como desempeño funcional, flexibilidad, fuerza en los músculos y equilibrio en los estilos Hatha e Iyengar por 32 semanas. Para esto se seleccionaron posturas "introductorias" e "intermedias como la de la silla (Utkatasana), Plancha en la pared, el árbol (Vrikchasana), guerrero I y II (Virabhadrasana I y II), la puerta (Parighasana), posturas de equilibrio con una pierna, entre otras. Se seleccionaron principalmente estas posturas debido a lo que llaman "momentos de fuerza en la articulación" y lecturas de electromiografía. El estudio resalta mejoras de manera significativa
1) En tiempos de respuesta en situaciones cotidianas como levantarse de una silla
2) En flexores de las rodillas y planta de los pies, ayudándoles caminar mejor y evitar caídas
3) En sostener las posturas de equilibrio por un poco más de tiempo sin la ayuda de un apoyo.
En otro estudio hecho en 2006 por la Universidad de Ciencias Médicas en Cuba, se seleccionaron los adultos mayores de un asilo.La rutina se enfocó en saludos al sol (SuryaNamaskar), el cadáver (Savasana), Pranayamas y meditación. Las posturas elegidas trabajaron todas las partes del cuerpo, y a pesar de que los resultados arrojaron mejoras en el aspecto físico, la práctica de pranayama, meditación y savasana ayudaron a disminuir la presión arterial alta, los niveles de ansiedad y estrés equilibrando el sistema nervioso autónomo, calmar la mente y las emociones mejorando el aspecto psíquico de los participantes.
Estos estudios y muchos otros sirven como una referencia de que, el yoga no es la solución a los problemas de movilidad que el cuerpo sufre por el paso de los años, pero si hace una diferencia en el día a día, en cuestiones tan cotidianas como caminar y en áreas como la emocional y mental. Estas últimas dos áreas en ocasiones son olvidadas, y en estas décadas en la vida de una persona es en donde la soledad se presenta como una manera de recordar viejos tiempos, anhelos, situaciones y el no saber cómo manejar esos pensamientos van deteriorando la salud integral de los adultos mayores, generando el estrés, presión arterial alta, depresión, olvidos, etc. Es por esto que la práctica de la meditación y pranayama ayuda a regular esos pensamientos que causan que el cuerpo y mente decaiga.
Los Yoga Sutras de Patanjali son aforismos que dan las bases del yoga clásico. Dentro de los 4 primeros Yoga Sutras dicen que "el yoga es la regulación de las torsiones (vrttis) de la mente" para que "el que vea esté en su forma" y "No convertirse en esa torsión". T.K.V.Desikachar, hijo de Krishnamacharya y otro de sus alumnos, habla de la meditación o Dhyana como una relación entre uno mismo y los pensamientos. La práctica de Dhyana involucra un espacio de preparación, en donde se eliminan los pensamientos no relevantes. El yoga es el proceso de eliminación de lo que no se quiere para poderse unir con lo deseable, pero Desikachar menciona que hay que tener cuidado en como definimos lo deseable y lo indeseable. Una vez que podemos regular los pensamientos de la mente, es importante establecer contacto entre el yo y un objeto o propósito y prolongar ese contacto. También menciona que el obstáculo más grande es vikalpa o la habilidad de la mente para fabricar ilusiones o pensamientos sin esencia. A lo largo de la vida, cada ser humano va recolectando samskaras o patrones de conducta y la mente juega con esos vikalpas y samskaras en donde quedan únicamente los fragmentos de realidad impidiendo el discernimiento. Muchos adultos mayores entran en depresión o alteran sus niveles fisionómicos de azúcar, presión arterial, defensas bajas, etc. a causa de esos pensamientos que no saben cómo manejar. Las técnicas de respiración ayudan a esa preparación previa y conectarse con su yo y el propósito, y la meditación ayuda a que se mantenga por más tiempo ese contacto, calmando los pensamientos que no son relevantes. La percepción y la manera de ver las situaciones cambia dando seguridad al practicante y una herramienta útil para trascender situaciones y disfrutar su presente.
El yoga es una práctica milenaria que ha logrado adaptarse al tiempo, las épocas, las personas. Todo comienza con algo físico, algo que solo los ojos pueden ver, pero con forme la práctica avanza eso que no se puede ver se transforma.Para los adultos mayores se convierte en una excelente opción dados sus beneficios en el cuerpo y la mente. Las técnicas y rutinas de asanas se adaptan a las necesidades individuales trabajando cadenas musculares que permiten a los practicantes mejorar su movilidad y su independencia, ya que pueden confiar en que su cuerpo está a su favor y no en su contra. Se trabaja la mente, las emociones calmándolas ya que muchas veces se convierte en el mayor impedimento para disfrutar de la vida y seguir adelante. Es una práctica integral que incluso genera convivencia, el hablar de cosas distintas, el conocer gente nueva, el aprender y seguir asombrándose de lo que cada persona puede lograr. La práctica no es una solución a ningún problema, pero si se convierte en una herramienta que se adapta a las situaciones y a cada persona que la práctica. La edad, el peso, la condición física no son impedimentos para sentirse bien, seguir aprendiendo, crecer como persona, conocerse a uno mismo, desapegarse cuestiones del pasado y sobre todo disfrutar la vida.
Bibliografía
Cabrera, M. M. (2006). Eficacia del hatha yoga en la tercera edad. Recuperado el 2019, de Scielo: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1029-30192011000500008
Desikachar, T. (1989). Models for meditation according to indian tradition. The Viniyoga Letter, Pag. 2-5.
Jorge Espinosa, I. S. (2012). Yoga Kiai. Mexico D.F.: Editorial Progreso S.A. de C.V.
Man-Ying Wang, G. A.-Y. (2016). Physical-Performance Outcomes and Biomechanical Correlates from the 32-Week Yoga Empowers Seniors Study. Recuperado el 2019, de National Center for Biotechnology Information: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5112317/#
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