¿Es posible soltar una emoción a través del yoga?

 Las emociones son reacciones conductuales, fisiológicas y subjetivas, activadas por una información proveniente del mundo externo y/o interno del individuo.

Estas reacciones pueden ser de rechazo, si vivimos esos estímulos como peligrosos o no placenteros, o bien de atracción, si los vivimos como atractivos o placenteros. Se puede decir que son un sistema de señales que nos impulsan a realizar cambios para realizar alguna acción.

La función fundamental que se les atribuye es la de supervivencia, ya que nos empujan a evitar o luchar contra situaciones nocivas (predadores, comida en mal estado, agresiones…) o aproximarnos a estímulos placenteros (agua, actividad sexual, refugio…).

Las emociones ponen en alerta a todo el organismo para que funcione como un todo y pueda responder a los retos de la vida activando múltiples respuestas cardiovasculares, esqueleto-musculares, neuroendocrinas y del sistema nervioso autónomo.

Según Damasio (neurocientífico y psicólogo), el proceso de una emoción se inicia, con la percepción de un objeto o situación o con el recuerdo de ese objeto/situación; en ambos casos, el resultado es la activación de las partes del cerebro, tales como los núcleos del tronco encéfalo, el hipotálamo y la amígdala. Después, estas estructuras liberan hormonas, que se dirigen hacia diversas zonas del propio cuerpo y hacia distintas zonas cerebrales.

Al mismo tiempo, estas estructuras envían, de modo simultáneo, señales mediante neurotransmisores, por una parte, hacia las glándulas adrenales, que liberarán hormonas con repercusión posterior en el cerebro, y, por otra parte, hacia otras regiones cerebrales, tales como la corteza, el tálamo, y los ganglios basales, con lo cual se modificará el estado cognitivo y la forma de procesar la información.

Por consecuencia, al experimentar una emoción, se presentan diferentes cambios corporales, teniendo en cuenta que algunos de estos cambios son comunes a varias emociones diferentes; el cuerpo reacciona ante el estímulo enviado por las diversas hormonas y dicha reacción se manifiesta en dolor, dilatación, estrés, tensión, entre otros.

Así, por ejemplo, ante una situación de peligro tal como un asalto, que active la respuesta de huida, el corazón late rápido y fuertemente para bombear más sangre al cerebro y los músculos, la respiración se acelera para aumentar la oxigenación, las pupilas se dilatan para aumentar el campo visual, los intestinos se vacían (diarrea o vómito) para hacernos más ligeros a la hora de correr, etc.

Si la respuesta activada es de lucha, se liberan sustancias que ayudan a coagular la sangre más fácilmente por si se producen heridas, los músculos se tensan para entrar en acción, lo que puede dar lugar a temblores y contracturas.

Así mismo, la mala salud emocional puede debilitar el sistema inmune de su cuerpo. Esto hace que la persona sea más propensa a tener enfermedades o problemas fisiológicos, tales como dolor de espalda, cambios en el apetito, cansancio, dolor de cabeza, presión arterial alta, insomnio, entre otros. El abuso de alcohol, tabaco u otras drogas también puede ser un signo de mala salud emocional; las emociones influyen en todo nuestro sistema.

El yoga considera a las emociones como actividades del corazón y a los pensamientos como actividades de la mente.

 

Las emociones se pueden dividir en dos grupos:

• Sukham: son sensaciones positivas y funcionales, que nos ayudan a equilibrar y las funciones fisiológicas y respiración.
 Duhkham: son sensaciones negativas de restricción en el pecho, hechas por actitud mental negativa, tensión y rigidez en las funciones fisiológicas y en la respiración.

 

Las causas de sentir emociones negativas, se dan por la dificultad que tenemos de reconocer nuestro verdadero Ser. Nos cuesta trabajo aceptar cambios en nuestra vida, esto es porque nos apegamos a todo lo que nos brinda la sensación de seguridad. Estamos atados a un pasado que no queremos dejar atrás y preocupados por un futuro que queremos diferente, esto nos impide la vivir el momento que es lo único que realmente tenemos.

 

Si hay esfuerzo, es decir, cuando intentas o tratas de olvidar o perdonar algo, se complica todo; ya que tratas de usar tu voluntad, el ego y la naturaleza de nuestro ego nunca va a sanar.

Más allá de la situación, persona o el causante de dolor, está la emoción que te apega a esa imagen. Al pensar que quieres soltar, dejar ir algo que te causa dolor, no se trata de olvidar, si no de sanar la emoción de dolor que conecta con esa imagen. Si las personas tratáramos de sanar esa emoción, la imagen seguiría intacta, pero sin dolor.

Cuando el dolor es tan intenso, se forma una coraza o capa que ayuda a tener la capacidad de ser más fuerte ante esa situación; esa coraza empieza a proteger la emoción, comienza a crear capas para tratar de no sentir dolor y al momento de querer que todo fluya y sentir la emoción, no se podrá, ya que hay demasiada protección.

Al conocerte a ti mismo se van rompiendo las capas o “corazas” que se han formado en tu interior. La manera de percibir que te estas liberando es cuando tu cuerpo percibe el dolor físico; esa emoción que solía estar muy dentro de ti comienza a salir; por ende, tu mente y cuerpo se harán más prácticos en caso de que ocurriera otra situación o algún causante de dolor en un futuro; automáticamente reconocerá la imagen, lo conectará con una emoción para ser liberada.

Con la ayuda del yoga y la meditación podrás encontrar tu esencia (eso que nos diferencia de las demás personas), encontraras emociones llenas de claridad y equilibrio; sólo a través de una mente clara y emociones equilibradas podemos ver realmente como nos comportamos y como debemos actuar de la manera más oportuna y beneficiosa.

 

El yoga nos puede ayudar a reconocer “dónde nos encontramos” en cuerpo, respiración y mente, para poder abrirnos a la transformación.

Patañjali
Yoga: creencias vs realidad
 

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