En el proceso de la práctica de yoga, una de las primeras respuestas que busque fue si verdaderamente podría realizar algún día esas asanas que tanto conflicto me representaban. Creo que al inicio es fácil elegir aquellas posturas que se convierten en nuestras favoritas y claramente hay otras que nos enfrentan con bloqueos internos.
Hoy lo veo así. Hubo y hay asanas que se me dificultan mucho más. En mi caso, recuerdo este proceso durante las clases cuando la secuencia me llevaba a Utthita Trikonasana, enseguida me invadía una pequeña sensación de malestar, mi mente reconocía que no podría hacerla, sentía tensión en el cuerpo y el tiempo parecía detenerse entre una respiración y otra. Lo único que quería era terminarla y pasar a lo siguiente. Poco a poco empece a distinguir aquellas asanas que no me permitían fluir. Cambié mi atención del malestar a la observación, tomando consciencia sin juzgarme. Notaba que el malestar me hacia tensar las piernas, no "respiraba" más bien contenía la respiración, todo mi cuerpo estaba tieso, fue así que de un momento a otro logré relajar todo el cuerpo, me concentré en el trabajo de los ligamentos y al fin respire a fondo.
En vez de estar en contra y querer huir de aquella situación tan incómoda, cedí a la aceptación, mi respiración, mi cuerpo y mi mente fluyeron con la asana (postura), me sorprendí. Tres sesiones posteriores a ese instante de epifanía, a pesar de mi volumen, logré realizar la asana sin problema, me di cuenta que en ocasiones rechazamos una situación sin tener una razón real. Tenemos miedo, sobre todo, a salirnos de la conocida zona de confort que no nos permite crecer. Los miedos y bloqueos son la excusa perfecta para seguir en el mismo lugar justificando nuestras acciones.
Mis clases me encantaban pero llego un día en el que decidí ir más allá y buscar otros conocimientos otros retos dentro del yoga. Vivo en un lugar un poco apartado de lugares donde poder aprender otras ramas del yoga así que decidí asistir al Expo yoga del WTC en la Ciudad de México. Pensando que todos en clase estabamos en la misma frecuencia se armó un grupo para ir y escuchar a todos los maestros que darían conferencias, Los días se acercaban y los desertores para asistir también, Al final... sólo quedaba yo. Por un instante dudé, sentí esa misma sensación de cuando no podía realizar ciertas asanas, respiré y decidí seguir ese camino hacia la búsqueda de las respuestas que mi interior buscaba. Justo ahí escuche de otras voces lo que mi interior necesitaba reafirmar, éstas 3 frases me cambiaron por completo. Me dieron la certeza de querer hacer del yoga mi forma de vida:
1. Trata de volverte testigo de tu propia existencia.
2. Si hacemos lo que realmente queremos no nos puede ir mal, haz y confía.
3. Yoga es: el que te hace actuar a través del maestro interno y poder actuar sin medición, el hacer es el maestro interno en acción, la voz mental es sólo eso, voz mental.
Esas palabras compartidas por Ignacio Simons en una de las mejores conferencias que he escuchado cambiaron mi perspectiva, creo que fue justo ahí donde las respuestas que buscaba se convirtieron en las mejores razones para transformar mi camino. Empecé a leer más, tomé mi primer curso fuera de mi "zona de confort" una nueva aventura comenzó... de lo cual compartiré en otros blogs.
Namasté.