Hay muchas posturas resultan todo un reto y por lo mismo nos atrae practicarlas. Uno de los beneficios directos de hacerlo es lograr que la mente encuentre un espacio de calma donde realmente pueda enfocarse en lo que el cuerpo esta haciendo, de esta manera no sólo se entrena el cuerpo, sino también le enseñas a tu mente a concentrarse y soltar los miedos.
¿Otra razón? simplemente porque son divertidas. Y por lo general nos demuestran que nuestro cuerpo es capaz de hacer muchas mas cosas de las que nos creíamos capaces.
Muchos de nosotros ponemos pretextos, como que nuestros cuerpos no son tan hábiles, ni tan flexibles, o que nuestros brazos son mas cortos o nuestros músculos muy duros. Sea cual sea la razón, la realidad es que es muy raro que una persona promedio este realmente imposibilitada físicamente, lo que nos detiene en muchos casos es, el miedo.
¿Quieres saber algo? Todos experimentamos miedo en algún momento de la vida, aquí en tu tapete es un buen momento para dejarlo salir, sobre todo si hay una pequeña voz dentro de tí que te incita a intentar esas posturas que parecen tan difíciles y tan atractivas a la vez.
Te damos 5 consejos para que empieces a darte un poco de crédito.
1. Crea una buena base.
Si vas a intentar un parado de cabeza, pon atención en mantener una alineación correcta, en usar los músculos apropiados, observar que sucede con tus músculos abdominales sin olvidar que esta pasando con tus piernas. Sea cual sea la postura, observa como se construye desde la base, es decir, desde el tapete y hacia arriba. Así podrás darte cuenta que partes del cuerpo necesitas fortalecer.
2. Olvida la postura final.
Deja a un lado como crees que deba verse la postura, olvídate de la foto y concentrate en conectar con las sensaciones que experimenta tu cuerpo, este punto es el mas importante para evitar lesiones. Por ejemplo, si estas intentado pararte de cabeza olvida la postura final y primero concentrate en sentir tus brazos firmes sobre el tapete, acomodar la cabeza adecuadamente, comienza a jugar levantando las rodillas del piso, dejando todavía los pies sobre el tapete, observa en donde esta la fuerza y suelta la presión sobre el cuello y los hombros. Aun los yogis experimentados tienen días donde realizan las posturas con modificaciones, que les permite seguir construyendo nuevas posturas.
3. Escucha a tu cuerpo. Al fin te animas a intentar alguna postura que te daba miedo. Vas muy bien ahora recuerda escuchar las señales de tu cuerpo que te señalarán hasta donde puedes llegar y hasta donde debes detenerte. Aunque es verdad que la mayoría de nosotros podemos hacer muchas mas cosas de las que creemos, también es fácil cruzar la línea y aventarse a hacer todo en un acto de pseudo valentía. No hay nada que demostrarle a nadie y piensa en lo que muchos maestros dicen que hay que tomar “baby steps”, así acercarte a aquellas posturas paso por paso de forma progresiva y constante.
4. Escucha a tu cabeza. Aunque es común que durante la práctica tus maestros te digan que dejes de lado lo que dice tu mente, cuidado! hay una diferencia entre soltar los pensamientos y pasar por alto por completo tu inteligencia. Patanjali nos habla del yoga como la cesación en las fluctuaciones de la mente, es decir, el poder mantener nuestra mente y cuerpo concentrada en un solo objeto, jamás dice que olvidemos por completo nuestra inteligencia. Aprende a discernir entre las señales de tu cuerpo y lo que la inteligencia te dicta.
5. Quédate con los logros. Pequeños o grandes, observa hacia donde diriges tu atención. ¿tienes la costumbre de exigirte y pasar por alto lo que ya lograste? ¿O te llena de orgullo el haber logrado y no puedes aguantarte las ganas de volver a demostrar tus habilidades en la siguiente clase? En cualquier caso observa cual es tu reacción, como eres contigo mismo y con los demás.
Lo que logres hacer en el tapete ahora busca hacerlo fuera del tapete. Si continúas teniendo miedo de ciertas posturas, observa que situaciones son las que te atemorizan. Si constantemente buscas la adrenalina y nuevos retos, observa que es lo que tanto persigues y que quieres conseguir realmente. Una buena señal es cuando estas disfrutando el proceso, tanto reconocer y celebrar tus logros, enfrentar y vencer tus miedos, o simplemente ir avanzando poco a poco hacia la integración del cuerpo con la mente a tu propio ritmo.
Fuente: elephantjournal