Introducción
Durante el embarazo la mujer experimenta una serie de cambios biológicos, físicos, mentales y sociales que pueden causar estrés [1]. Factores externos pueden conducir a resultados perinatales adversos, como depresión prenatal, depresión posparto, hipertensión y preeclampsia [2]. La depresión prenatal puede afectar del 10 al 20% de las mujeres gestantes a nivel mundial siendo un riesgo de presentar depresión posparto [3]. La depresión, el estrés y la ansiedad prenatal puede conducir a consecuencias en el parto y desarrollo del temperamento [1] [2]. Varios estudios han relacionado un vínculo entre el estrés de la madre y los resultados del bebé, el cual puede tener impactos negativos como el desarrollo cognitivo [2], partos prematuros, bajo peso del bebé al nacer, contracción de la sangre de la arteria uterina y desarrollo anormal del cerebro fetal, trastornos de hiperactividad y déficit de atención en los niños [1].
El cuerpo responde ante el estrés [3], y este se debe a una respuesta que está modulada por el eje hipotalámico-hipofisario-adrenal, el hipotálamo produce un factor liberador de corticotropina que estimula a la hipófisis para producir adrenocorticotropina, a su vez, conduce la secreción suprarrenal de cortisol, el cortisol es como un biomarcador endocrinológico de salud tanto psicológico como físico [1] que mide el nivel de estrés y ansiedad [2]. Durante el embarazo, la placenta también produce el factor liberador de corticotropina, el cual, puede aumentar aún más la secreción suprarrenal de cortisol [1], altos niveles de esta hormona se puede atribuir como depresión prenatal [3]. Los niveles de cortisol aumentan después de las 15 semanas de embarazo y disminuyen abruptamente después del parto [1].
El cortisol materno puede pasar a través de la placenta y afectar la concentración de cortisol fetal y el desarrollo del eje hipotalámico-hipofisario-adrenal [2]. Investigaciones por Gitau et al (1998) compararon las concentraciones de cortisol materno y fetal, se encontró que estaban linealmente relacionadas. Se demostró que el cortisol materno representaba el 40% aproximadamente de la variación en las concentraciones de cortisol amniótico en condiciones de niveles altos de estrés [4]. Estudios respaldan que la afirmación de que el nivel de cortisol materno puede tener impacto en las concentraciones de cortisol en el líquido amniótico. Además, investigaciones han observado que niveles altos de cortisol en el líquido amniótico está asociado con una edad gestacional más corta y un menor peso al nacer, estos factores son indicadores importantes de la salud infantil y predictores del desarrollo [2].
Intervenciones para aliviar el estrés no farmacológicas son muy indispensables e importantes durante el periodo del embarazo de la mujer para tener salud maternal y fetal, así, mejorar resultados perinatales. Soluciones no farmacológicas puede ser musicoterapia, terapias cognitivo conductual, aromaterapia, yoga y técnicas de relajación [1].
Debido a que el embarazo desencadena transformaciones profundas, es un reto fisiológico, psicológico, social y emocional por el cual la mujer tiene que atravesar y se somete a la necesidad de adaptarse a un cuerpo que está en proceso de cambios [5], tiene la necesidad de aprender a conocer e identificar estos cambios, alcanzar la conciencia, distensión, control de la respiración y conocimiento de sus propios mecanismos físicos y psíquicos [6]. Practicar yoga puede ser una alternativa benéfica para la mujer, para reducir el estrés y focalizar la atención de su momento ayudando a disminuir la percepción del dolor, ansiedad y una mejor respuesta adaptativa a la tensión [7]. Estudios han demostrado que mujeres que implementan la práctica de yoga durante el embarazo, han experimentado beneficios con resultados positivos [3]. Además, se ha determinado como un método no farmacológico que mejora la fuerza y flexibilidad materna, mejora la capacidad de que las madres puedan estar en sintonía con su propio cuerpo y con su bebé [8].
El yoga es una práctica en el que trabajas cuerpo-mente, está formada por técnicas de respiración, asanas o posturas y meditación que aumente el bienestar y salud de quien lo implementa en su vida [3]. Es una técnica que busca desarrollar el "yo", física, emocional y mental, por lo que puede alcanzar una inspiración espiritual a través de la disciplina [7]. Los beneficios de esta practica mente-cuerpo han sido ampliamente destacados, contribuye a la promoción de la salud y proporciona efectos terapéuticos en el alivio de disfunciones, enfermedades, dolor, depresión y estrés [5]. Esta práctica propone una forma de vida armónica, pretende alcanzar el conocimiento por las experiencias propias, el cual, es una herramienta para un crecimiento y desarrollo que cualquiera puede adaptarlo a su vida. En el yoga está el hacer, practicar, aceptar nuestro cuerpo y mente, beneficiando a estar bien con uno mismo y conocerse mejor [6].
Las prácticas de yoga que implican asanas, respiración y el canto OM puede ser beneficiosa para la flexibilidad de la columna vertebral, la circulación del líquido cefalorraquídeo y médula espinal. El aumento del líquido cefalorraquídeo puede aumentar la disponibilidad de endorfinas y serotonina, esto tiene un gran impacto al elevar el umbral de la relación mente-cuerpo con el dolor. El yoga puede generar impulsos competitivos en el sistema nervioso central, esto tiene una gran influencia en la prevención de la estimulación de dolor ya que aumenta la liberación de endorfinas endógenas y serotonina. Para las mujeres embarazadas puede resultar como una fuente de energía y sentirse más relajadas y a la hora del parto están más preparadas por el fortalecimiento, flexibilidad del perineo, los músculos vaginales, esfínter y tracto urinario [8]. Sin embargo, es indispensable contar con la compañía de alguien que guíe y que conozca las técnicas, la adaptación de las posturas y movimientos para practicar yoga durante el embarazo depende de los meses de gestación, es importante conocer estos cambios que se producen durante los meses, y así, poder adaptar las asanas más convenientes para la mujer embarazada [6].
Practicar Mula bandha consiste en la contracción de esfínteres, esta técnica activa y eleva el piso pélvico hacia el plexo solar, estimula el sistema nervioso central y todos los músculos, el suministro de sangre del piso pélvico ayuda con la retracción de los músculos de la parte inferior del estómago, actuando de manera positiva en el equilibrio hormonal y el metabolismo de los órganos [5].
En cuanto a la respiración, practicar yoga tiene como objetivo el control mental del ritmo de respiración y así, crear conciencia sobre la respiración. El control de la relación entre inhalación y la exhalación conduce a un control de la mente, siendo una habilidad para controlar la mente y las emociones. En cuanto a estudios realizados, se ha encontrado la importancia de la práctica de respiración en mujeres embarazadas indicando que las mujeres crearon su propia capacidad de controlar el dolor durante el parto. Activa el sistema nervioso parasimpático durante el tercer trimestre del embarazo, mejorando el sueño y reduciendo el estrés [5].
Durante el embarazo, ayuda a reducir el dolor lumbar-pélvico [5], aumenta la fuerza y tonifica la musculatura pélvica, abdomen, hombros, espalda, piernas y región perineal, mejora la flexibilidad, dolor de espalda, fatiga e insomnio, sensaciones de bienestar y serenidad [7]. En cuanto al estrés y ansiedad en mujeres embarazadas, practicar yoga prenatal modula el eje hipotalámico-hipofisario-adrenal al amortiguar la liberación de la hormona de cortisol en respuesta al estrés, y se considera que la mujer se mantiene relajada durante su gestación. En cuanto a los resultados perinatales, resulta con menos trastornos prenatales y bajas probabilidades de nacimientos prematuros, así como, menos dolor durante el parto y la mujer es capaz de controlar el estrés y ansiedad [1].
Investigaciones recientes han demostrado que al practicar yoga los niveles de cortisol disminuyeron, los bebés nacidos por mujeres que practicaban yoga prenatal pesaron significativamente más que los bebés nacidos por mujeres que no practicaban yoga. Estos resultados se pueden deber a que el yoga prenatal relaja las arterias uterinas y aumenta el flujo sanguíneo al útero en mujeres embarazadas. Además, conduce a resultados beneficios en el parto como edad gestacional, puntajes de Apgar y los factores antes mencionadas del peso al nacer y menos números de partos prematuros [1]. Estudios realizados sugieren practicar yoga prenatal por lo menos 3 veces por semana, ya que, es un medio para disminuir el dolor y puede conducir a una disminución del porcentaje de cesaría [9].
Conclusión
Yoga prenatal durante el embarazo es una manera de mantener una mente sana, tiene múltiples beneficios, ya que es una práctica en donde se trabaja cuerpo-mente, ayuda a las mujeres embarazadas a tener más conciencia en su respiración, así, bajando el nivel de estrés y ansiedad. Sin embargo, es una experiencia muy agradable para la madre al conectarse con su cuerpo, escucharse y adaptarse a un proceso de constantes cambio físicos, mentales y biológicos, además, conectarse con su bebé de una manera más profunda.
Practicar yoga por lo menos 3 veces a la semana bajo la guía de una persona capacitada puede ayudar a disminuir el contenido de cortisol durante el embarazo, aumentar niveles de energía, controlar tensiones y ansiedad, fortaleciendo músculos, flexibilidad, entre otros beneficios antes mencionados, esto, con la finalidad de tener un embarazo pleno, saludable y por lo tanto un parto más controlado.
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Referencias
[1]P. J. Chen, L. Yang, C. C. Chou, C. C. Li, Y. C. Chang, and J. J. Liaw, "Effects of prenatal yoga on women's stress and immune function across pregnancy: A randomized controlled trial," Complement. Ther. Med., vol. 31, pp. 109–117, 2017.
[2]E. Baibazarova, C. Van De Beek, P. T. Cohen-Kettenis, J. Buitelaar, K. H. Shelton, and S. H. M. Van Goozen, "Influence of prenatal maternal stress, maternal plasma cortisol and cortisol in the amniotic fluid on birth outcomes and child temperament at 3 months," Psychoneuroendocrinology, vol. 38, no. 6, pp. 907–915, 2013.
[3]J. N. Sánchez, A. Granero-Gallegos, and M. Carrasco-Poyatos, "Yoga as a body-mind method for pregnant women with depression: A systematic review," Psychol. Soc. Educ., vol. 12, no. 1, pp. 97–115, 2020.
[4]R. Gitau, A. Cameron, N. M. Fisk, and V. Glover, "Fetal exposure to maternal cortisol," Lancet, vol. 352, no. 9129, pp. 707–708, 1998.
[5]E. A. de Campos, N. Z. Narchi, and G. Moreno, "Meanings and perceptions of women regarding the practice of yoga in pregnancy: A qualitative study," Complement. Ther. Clin. Pract., vol. 39, no. January, 2020.
[6]I. Coca-Camín, "El yoga en el embarazo y en la preparación para el nacimiento," Matronas prof, vol. 9, no. 3, pp. 21–27, 2008.
[7]E. A. López and E. M. Ramos, "Yoga en el embarazo," Med. Natur., vol. 5, no. 1, pp. 13–17, 2011.
[8]F. Eftekhar, M. Yousefzadi, and V. Tafakori, "Antimicrobial activity of Datura innoxia and Datura stramonium," Fitoterapia, vol. 76, no. 1, pp. 118–120, Jan. 2005.
[9]F. Jahdi et al., "Yoga during pregnancy: The effects on labor pain and delivery outcomes (A randomized controlled trial)," Complement. Ther. Clin. Pract., vol. 27, pp. 1–4, 2017.